jueves, 13 de junio de 2013

Mi dulce y frío youkai - Capítulo 3 - Es un "hasta pronto"

Capítulo 3 - Es una "hasta pronto"

Al día siguiente, Rin fue la primera en levantarse. Casi no había podido dormir en la noche ya que se había pasado gran parte de ella, dando vueltas en la cama. Habían sucedido muchas cosas para un sólo día. Se puso un kimono anaranjado con algunas vetas en amarillos y un obi verde, y fue a preparar el desayuno.


El sol brillaba en el cielo y una suave brisa mecía las flores esparciendo su delicado perfume por todo el lugar, los pájaros cantaban haciendo la música de fondo de aquel hermoso paisaje. Sin duda alguna, aquel era un día maravilloso.


Levantó a todos temprano para que desayunaran y luego, tenía pensado buscar a Kohaku para poder arreglar las cosas entre ambos. Cuando todo estuviera solucionado, ella les contaría la decisión que había tomado.



La tarea de encontrar a Kohaku fue bastante difícil. Se había recorrido la aldea entera buscándolo pero no había tenido suerte. Lo único que esperaba Rin era que no se haya vuelto a la aldea de los exterminadores porque ahí sí no iba a poder hacer nada con ello. Llegando el mediodía, cansada de tanto andar, decidió volver con los demás y entonces lo encontró a medio camino.



-Rin-



-¡Kohaku-kun!- gritó alegre –volviste. Pensé que te habías ido de la aldea-



-Lo siento, Rin. Actué como un tonto anoche.



-No te preocupes, creo que yo tuve la culpa. Debí haber sido un poco más sutil al decirte lo que sentía. No quería lastimarte –dijo esto último con gran sentimiento-.



-¡No, Rin! ¡¿Acaso no ves que yo fui el que actué mal y no tú?! Me enfade contigo cuando tú no hiciste nada malo, simplemente no estás enamorada de mi. Soy un idota… y si no puedo ganarme tu amor, no quiero perder tu amistad también.



-¡Kohaku-kun!- lo abrazó –jamás perderás mi amistad.



-Arigatou.



-Volvamos a la casa de Kaede-san, ya es hora del almuerzo ¿quieres venir?



-Será un placer – y le dedicó una sonrisa complaciente a la muchacha.



Ambos jóvenes volvieron con sus amigos a disfrutar del almuerzo. Todos transcurría muy bien cuando la anciana Kaede le preguntó a Rin (no en el mejor momento):



-Rin ¿Cuál es tu decisión? Ya llegaste a la fecha limite- todos dirigieron la mirada a la joven.



-Bueno…- Rin dejó el tazón de arroz en la mesa y colocó sus manos en su regazo. Se sentía algo nerviosa, aunque estaba segura de lo que iba a hacer y de cada palabra que iba a utilizar- la verdad es que yo soy muy feliz aquí, gracias a todos ustedes – Kohaku sonrió al sentir la seguridad de que ella no se marcharía de la aldea. En realidad, todos sentían un gran alivio al oírla hablar así -pero, siento que… no pertenezco aquí. Yo… quiero… mejor dicho, iré con Sesshomaru-sama.



-¡Rin! ¡¿Tú estás loca?!- interrumpió Inuyasha -¡¿cómo vas a preferir al infame de mi medio hermano antes que a nosotros?! ¡¿Tú sabes en lo que te estás metiendo?!



-¡Sí!- respondió con mucha seguridad en su tono de voz- Lo he pensado mucho y es lo que voy a hacer.



-¡Pero te estás tirando al agua sin saber nadar!- le dijo Kohaku algo irritado.



-¡No es así! Sé muy bien lo que estoy por hacer. Además, es lo que quiero para mí. Sé que a ustedes no les agrada la idea de que me vaya con Sesshomaru-sama. Creen que estoy loca ¿no es así? Pues no. Ustedes no conocen a Sesshomaru-sama como yo lo conozco- Rin se levantó y salió de la cabaña y se fue cerca del pozo que conectaba las dos eras. Se sentó allí un rato y vio que Kagome llegaba a hacerle compañía. Se sentó a su lado- ¿tú también vienes a intentar convencerme?- masculló la muchacha algo triste ya que nadie era capaz de comprenderla.



-No- dijo ella negando con la cabeza- creo que tienes algo de razón en lo que dijiste- Rin la miró sorprendida, aunque ella creía que Kagome era una persona mucho más comprensiva que los demás, no esperaba escucharla decir aquello -Nosotros… no conocemos a Sesshomaru como tú lo conoces. Es decir, tú has vivido más tiempo con él, es algo normal para ti, pero, no creo que sea lo mejor…



-¡¿Tú también?!- dijo incrédula y un poco decepcionada -Kagome-san ¿en serio estoy tan equivocada?



-Rin…-  apoyó su mano en el hombro de Rin- nosotros te queremos mucho y pensábamos que nos ibas a elegir, que ibas a preferir quedarte en la aldea antes de volver a viajar con Sesshomaru- argumentó Kagome- Por sobre todo ello, yo creí que entre tú y Kohaku había algún futuro, que aunque sea por él te quedarías…



-No, yo quiero a Kohaku-kun pero no como él me quiere- suspiró y abrazó sus piernas- anoche… Kohaku-kun… me propuso matrimonio…



-¿Y que hiciste?- preguntó alegre Kagome.



-Lo rechacé… yo no quería darle falsas esperanzas ¿hice mal?



-Hiciste lo correcto Rin. No es bueno jugar con los sentimientos de las personas... aunque – inquirió la sacerdotisa -¿no crees que a futuro puedas llegar a enamorarte de él?



-No, no lo creo- hizo una pausa y preguntó algo triste- ¿Por qué nadie quiere que me vaya con Sesshomaru-sama?



-Es que te queremos Rin…



-Yo también los quiero… pero mi lugar no es aquí. Yo nunca pertenecí a este lugar y aunque me quede aquí, jamás lo haré- Kagome la miró durante un largo rato, manteniéndose en silencio.



-Si hubiese sido por ti, nunca te hubiese separado de Sesshomaru ¿cierto?



-Es verdad –suspiró- A mi me gustaba mucho viajar con él, con Jaken-san y Ah-un... creo que si Sesshomaru-sama no me hubiese convencido de que estar aquí, en la aldea, con los humanos era lo mejor para mí, yo jamás me hubiese ido de su lado.



-Entonces –dijo muy a su pesar Kagome-, debes irte.



-¿Qué?



-Sí, debes irte. Tú sabes muy bien que es lo que quieres y lo más importante de todo, es que tienes el valor para pelear por ello. Por eso, debes irte. Además,- sonrió- yo sé que si no te dejamos hacerlo, lo harás de todas formas. Así que, ve.



-¡Arigatou, Kagome-san!- exclamó feliz y abrazó a la miko.



-Pero sabes que siempre serás bienvenida con nosotros.



-Sí, lo sé- abrazó a Kagome –pero, si yo me voy, tú tienes que hacerme una promesa- agregó Rin con un tono de voz algo picaresco. Algo se traía entre manos.



-Sí ¿Qué es lo que quieres que haga?- preguntó con curiosidad Kagome.



-Quiero que me prometas que no dejaras ir a Inuyasha y que serás muy feliz con él- la miko se sonrojó al oír la propuesta de la joven muchacha.



-Pero…- balbuceo.



-Pero nada- la interrumpió Rin –Kagome-san, es muy obvio que tú estás enamorada de Inuyasha, por eso- tomó las manos de la miko –tú no debes dejarlo ir- dicho esto y después de que Kagome asintiera, Rin se levantó emocionada y fue a la cabaña de nuevo. Sesshomaru llegaría en cualquier momento y ella no estaba lista todavía para emprender el viaje.



Sesshomaru llegó y esperó a Rin en la entrada del pueblo (no quería estar cerca de tantos humanos). Rin ya estaba lista para marcharse de allí, sólo faltaba que se despidiera de sus amigos.



-Rin, cuídate mucho- le aconsejó la anciana Kaede- y ya sabes que puedes venir cuando quieras.



-Lo sé- respondió la morocha con una gran y complaciente sonrisa, pero, a su vez denotaba algo  de tristeza, debido a que se tenía que separar de ellos. Ninguna elección es fácil… y las despedidas son lo más difícil de ciertas elecciones…



-Hasta pronto, muchachos. Cuídense mucho- les dijo Rin volteando y echándose a correr. Sabía que si se quedaba ahí unos minutos más, se largaría a llorar y no quería hacerlo, no en presencia de ellos o de Sesshomaru… nuevamente.



Rin llegó con Sesshomaru. Éste estaba acompañado por Jaken y Ah-un. Rin cuando los vio, recuperó su alegría, casi olvidando que se estaba yendo de su hogar.



-¡Jaken-san!- gritó emocionada abrazando al pequeño youkai.



-¡Oye, niña, suéltame!-



-¡Jaken-san, lo extrañé mucho! ¿Usted no me extraño?- preguntó Rin dejando libre a Jaken.



-Acabas de llegar y ya estás haciendo un escándalo terrible- reclamó Jaken -la vida era más tranquila sin ti- respondió éste con poco ánimo.



-Tomaré eso como un sí- dijo sonriente la muchacha- ¡Ah-un, que alegría verte!- y corrió a abrazar al dragón de dos cabezas, que parecía estar emocionado al ver a Rin de nuevo. Ella lo soltó y se acercó a Sesshomaru -Sesshomaru-sama… ¿ha usted le agrada que yo esté aquí?- Sesshomaru miró a la muchacha y no dijo nada.



-Vámonos- espetó el frío youkai emprendiendo marcha, con sus fieles seguidores detrás de él.



-Sesshomaru-sama ¿adonde iremos ahora?- preguntó Rin –quién viajaba en la espalda de Ah-un-



-Por ahora,- respondió el youkai -iremos hasta mi castillo- agregó en voz baja.





Viajaron durante dos días para llegar a las tierras del príncipe de los youkais del este. Rin quedó totalmente sorprendida al llegar a las tierras de Sesshomaru. Eran hermosas, tal y como las recordaba.  Campos cubiertos de flores y frondosos árboles que enmarcaban el basto cielo diurno.



-Esto es maravillosa- exclamaba bajándose de Ah-Un mientras corrió a ver aquel lugar. -Sesshomaru-sama- el aludido se detuvo –este lugar sigue tan hermoso como antes- sin embargo, el youkai no contestó nada.



El taiyoukai comenzó a avanzar y fue seguido por sus acompañantes. El castillo no estaba lejos y una vez que llegaran allí, iban a poder descansar de ese largo viaje.



Rin se dedicó a recorrer el castillo. Todo estaba tal y como lo recordaba  de pequeña, aunque las dimensiones de aquel lugar, ya no le parecían tan enormes. De niña, se sentía amedrentada ante aquellas gigantescas habitaciones y largos pasillos. Lo que más le impactaba, era el jardín oeste de allí. Le gustaba salir y ver las flores de los mas variados colores y fragancias, además, de que los atardeceres allí parecían todo un sueño. Eso era lo que más le impactaba.



Rin salió a dar un paseo en los alrededores. Sabia que cerca había una cascada, ya que de niña, había ido con Jaken hasta allí, por lo que decidió que era un buen lugar para comenzar su recorrido, ya que era un lugar tranquilo, en lo que lo único que se escuchaba era el ruido del agua cayendo y el trinar de las aves.



Aunque no era el lugar más seguro en ese momento…



Un hanyou de un ki muy parecido al de Naraku se acercó al castillo. Sesshomaru se percató de esto y fue  a buscar a Rin, para pedirle que se quedara en el castillo hasta que el regresara. Sin embargo, la chica ya se le había adelantado y había salido a recorrer los alrededores. Aquel lugar aun no perdía su encanto para ella.



El youkai salió a buscar a su protegida, pero para su fortuna, llegó algo tarde. El hanyou encontró a Rin cerca de una cascada y la capturó. Tenía a Rin amarrada con una especie de tentáculos que salían de su cuerpo.



-Gracias, me ahorraste el trabajo de ir a buscarte, Sesshomaru- éste sólo mostró su habitual expresión fría.



-Libérala- dijo en su tono imparcial. El hanyou comenzó a reírse.



-¿Piensas que voy a obedecerte? ¿Con quién crees que estás hablando?



-No lo sé ni me interesa saberlo. Suéltala- repitió el youkai comenzando a impacientarse. Intentó moverse y vio cómo aquel sujetó apretujaba las amarras de Rin, haciendo que ella gritara de dolor -maldito- pensaba en sus adentros Sesshomaru.



-Si tú te mueves, ella va a morir ¿tú no quieres eso verdad, Sesshomaru?- habló con cierto tono de burla.



-¿Qué es lo que quieres?- exigió saber Sesshomaru ya enfadado- dudo que sólo hayas venido a provocarme.



-Quiero… venganza…



-¿Venganza? ¿Quién eres tú?



-Mi nombre es Saeki, soy el sucesor de Naraku. Él era mi padre y tú lo mataste, ahora, yo voy a vengarme de ti y de todos los que interfirieron y ayudaron a matar a mi padre- finalizó el hanyou. Sesshomaru aprovechó y atacó con su látigo de veneno, cortando el tentáculo que sostenía a Rin. La muchacha estaba inconsciente cuando cayó al suelo, por lo que Sesshomaru intentó alejarla del campo de batalla, aunque no tuvo mucho éxito, ya que no podía atacar y defenderse mientras llevaba a Rin consigo, por lo que la dejó en la sombra de un árbol, lejos de cualquier daño que pudiera recibir.



Fue una batalla reñida, a pesar del escaso tamaño de Saeki (comparado con Sesshomaru) tenia albergada una gran fuerza, no podía negar que era hijo de Naraku. Aunque Sesshomaru esquivaba los ataques rápidamente, no había tenido oportunidad de acercársele todavía. Cada vez que cortaba aquellos tentáculos que tenia, le crecían otros nuevos, alejándolo de su verdadero objetivo.



Rin comenzaba a despertar y presenció la batalla de su señor. Estaba por levantarse de allí cuando vio que un afilado tentáculo se dirigía a ella. No iba a tener tiempo de escapar y sólo estaba cerca del la orilla de la cascada: cualquiera de las dos alternativas eran malas. Rin se resignó a que pasara lo que tuviera que suceder. Se cubrió con los brazos la cabeza esperando que llegara el impacto fatal, cuando sintió sobre su piel un calido líquido. Miró hacia arriba y vio que Sesshomaru se había interpuesto entre ambos, salvándola de ser asesinada. Rin observó estupefacta aquella escena.



-¡¡Se… Sesshomaru-sama!!- gritó Rin incorporándose a sostener a Sesshomaru al ver que Saeki había quitado su tentáculo del pecho de su contrincante, dejándole abierta una gran herida.



-Defender a una humana ¡que patético!- dijo entre risas Saeki. Sesshomaru volteó hacia él, dirigiéndole una mirada fulminante.



-Sesshomaru-sama, no se mueva por favor, la herida se abrirá más.



-No te preocupes- pronunció con dificultad, luego de toser sangre- vete de aquí.



-Sesshomaru-sama-



-Ve…te- murmuró- yo volveré.



-Está… está bien- y Rin hizo el amague de irse cuando Saeki volvió a atacarla, dejándola tirada en el suelo- ¡¡kyaa!!



-¡Déjala! Esto es entre nosotros- volvió a toser sangre.



-¡¡Sesshomaru-sama!!- ella se levantó como pudo y corrió hacia donde él se encontraba. En el rostro de Saeki se dibujó una sonrisa.



-No vale la pena que siga jugando contigo. Ya casi no te puedes mover.



-No…. Me subestimes- dijo alejándose de Rin con el fin de que no saliera herida.



-Lo siento, creí que por ser el gran youkai de las tierras del este, harías esto más interesante, pero no es así. Creo que no mereces la fama que tienes- y en su palma comenzó a formarse una gran esfera de poder que lanzó contra Sesshomaru y Rin. Éste corrió y abrazó a Rin para protegerla del ataque, sin embargo, éste, los empujó a los dos hacia la cascada. Saeki observaba la escena disfrutando cada instante.



-Fue más fácil de lo que yo esperaba- finalizó su monologo antes desaparecer.



Rin y Sesshomaru fueron arrastrados río abajo, pero la corriente era tan fuerte (y además, ambos estaban inconscientes por el impacto) que los terminó separando.



Rin despertó en la orilla, totalmente empapada, mientras se recuperaba y expulsaba toda el agua que había tragado en la corriente, buscó con la mirada a Sesshomaru cerca de ella. El pánico comenzó a apoderarse de ella al no encontrarlo.



-Sesshomaru-sama- lo llamó- ¡Sesshomaru-sama!- repitió sin obtener respuesta favorable. Avanzó río abajo con la esperanza de encontrar a su tan querido youkai, mas, no tuvo suerte, sino que más bien, se cruzó con un viejo amigo.



-¡Rin! ¿Qué te sucedió?- corrió a su encuentro el monje Miroku- ¡estás empapada!



-¡Sesshomaru-sama!- sollozó - yo… necesito…- y volvió a caer inconsciente.



-¡Rin! ¡Muchacha!- Miroku la tomó entre sus brazos y sin pensarlo dos veces, la llevó hasta la aldea de los exterminadores- ¡Sango, ven rápido!- llamó a su esposa apenas entró a la casa. La joven exterminadora corrió al encuentro de su marido al sentir que la llamaba con tanta fuerza.



-¡Por Kami! ¿Qué paso?- preguntó mientras lo guiaba a una cama para que recostara a la joven.



-No lo sé. La encontré camino aquí. Lo único que dijo fue el nombre de Sesshomaru y que necesitaba algo cuando se desmayó.

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