jueves, 13 de junio de 2013

Mi dulce y frío youkai - Capítulo 3 - Es un "hasta pronto"

Capítulo 3 - Es una "hasta pronto"

Al día siguiente, Rin fue la primera en levantarse. Casi no había podido dormir en la noche ya que se había pasado gran parte de ella, dando vueltas en la cama. Habían sucedido muchas cosas para un sólo día. Se puso un kimono anaranjado con algunas vetas en amarillos y un obi verde, y fue a preparar el desayuno.


El sol brillaba en el cielo y una suave brisa mecía las flores esparciendo su delicado perfume por todo el lugar, los pájaros cantaban haciendo la música de fondo de aquel hermoso paisaje. Sin duda alguna, aquel era un día maravilloso.


Levantó a todos temprano para que desayunaran y luego, tenía pensado buscar a Kohaku para poder arreglar las cosas entre ambos. Cuando todo estuviera solucionado, ella les contaría la decisión que había tomado.



La tarea de encontrar a Kohaku fue bastante difícil. Se había recorrido la aldea entera buscándolo pero no había tenido suerte. Lo único que esperaba Rin era que no se haya vuelto a la aldea de los exterminadores porque ahí sí no iba a poder hacer nada con ello. Llegando el mediodía, cansada de tanto andar, decidió volver con los demás y entonces lo encontró a medio camino.



-Rin-



-¡Kohaku-kun!- gritó alegre –volviste. Pensé que te habías ido de la aldea-



-Lo siento, Rin. Actué como un tonto anoche.



-No te preocupes, creo que yo tuve la culpa. Debí haber sido un poco más sutil al decirte lo que sentía. No quería lastimarte –dijo esto último con gran sentimiento-.



-¡No, Rin! ¡¿Acaso no ves que yo fui el que actué mal y no tú?! Me enfade contigo cuando tú no hiciste nada malo, simplemente no estás enamorada de mi. Soy un idota… y si no puedo ganarme tu amor, no quiero perder tu amistad también.



-¡Kohaku-kun!- lo abrazó –jamás perderás mi amistad.



-Arigatou.



-Volvamos a la casa de Kaede-san, ya es hora del almuerzo ¿quieres venir?



-Será un placer – y le dedicó una sonrisa complaciente a la muchacha.



Ambos jóvenes volvieron con sus amigos a disfrutar del almuerzo. Todos transcurría muy bien cuando la anciana Kaede le preguntó a Rin (no en el mejor momento):



-Rin ¿Cuál es tu decisión? Ya llegaste a la fecha limite- todos dirigieron la mirada a la joven.



-Bueno…- Rin dejó el tazón de arroz en la mesa y colocó sus manos en su regazo. Se sentía algo nerviosa, aunque estaba segura de lo que iba a hacer y de cada palabra que iba a utilizar- la verdad es que yo soy muy feliz aquí, gracias a todos ustedes – Kohaku sonrió al sentir la seguridad de que ella no se marcharía de la aldea. En realidad, todos sentían un gran alivio al oírla hablar así -pero, siento que… no pertenezco aquí. Yo… quiero… mejor dicho, iré con Sesshomaru-sama.



-¡Rin! ¡¿Tú estás loca?!- interrumpió Inuyasha -¡¿cómo vas a preferir al infame de mi medio hermano antes que a nosotros?! ¡¿Tú sabes en lo que te estás metiendo?!



-¡Sí!- respondió con mucha seguridad en su tono de voz- Lo he pensado mucho y es lo que voy a hacer.



-¡Pero te estás tirando al agua sin saber nadar!- le dijo Kohaku algo irritado.



-¡No es así! Sé muy bien lo que estoy por hacer. Además, es lo que quiero para mí. Sé que a ustedes no les agrada la idea de que me vaya con Sesshomaru-sama. Creen que estoy loca ¿no es así? Pues no. Ustedes no conocen a Sesshomaru-sama como yo lo conozco- Rin se levantó y salió de la cabaña y se fue cerca del pozo que conectaba las dos eras. Se sentó allí un rato y vio que Kagome llegaba a hacerle compañía. Se sentó a su lado- ¿tú también vienes a intentar convencerme?- masculló la muchacha algo triste ya que nadie era capaz de comprenderla.



-No- dijo ella negando con la cabeza- creo que tienes algo de razón en lo que dijiste- Rin la miró sorprendida, aunque ella creía que Kagome era una persona mucho más comprensiva que los demás, no esperaba escucharla decir aquello -Nosotros… no conocemos a Sesshomaru como tú lo conoces. Es decir, tú has vivido más tiempo con él, es algo normal para ti, pero, no creo que sea lo mejor…



-¡¿Tú también?!- dijo incrédula y un poco decepcionada -Kagome-san ¿en serio estoy tan equivocada?



-Rin…-  apoyó su mano en el hombro de Rin- nosotros te queremos mucho y pensábamos que nos ibas a elegir, que ibas a preferir quedarte en la aldea antes de volver a viajar con Sesshomaru- argumentó Kagome- Por sobre todo ello, yo creí que entre tú y Kohaku había algún futuro, que aunque sea por él te quedarías…



-No, yo quiero a Kohaku-kun pero no como él me quiere- suspiró y abrazó sus piernas- anoche… Kohaku-kun… me propuso matrimonio…



-¿Y que hiciste?- preguntó alegre Kagome.



-Lo rechacé… yo no quería darle falsas esperanzas ¿hice mal?



-Hiciste lo correcto Rin. No es bueno jugar con los sentimientos de las personas... aunque – inquirió la sacerdotisa -¿no crees que a futuro puedas llegar a enamorarte de él?



-No, no lo creo- hizo una pausa y preguntó algo triste- ¿Por qué nadie quiere que me vaya con Sesshomaru-sama?



-Es que te queremos Rin…



-Yo también los quiero… pero mi lugar no es aquí. Yo nunca pertenecí a este lugar y aunque me quede aquí, jamás lo haré- Kagome la miró durante un largo rato, manteniéndose en silencio.



-Si hubiese sido por ti, nunca te hubiese separado de Sesshomaru ¿cierto?



-Es verdad –suspiró- A mi me gustaba mucho viajar con él, con Jaken-san y Ah-un... creo que si Sesshomaru-sama no me hubiese convencido de que estar aquí, en la aldea, con los humanos era lo mejor para mí, yo jamás me hubiese ido de su lado.



-Entonces –dijo muy a su pesar Kagome-, debes irte.



-¿Qué?



-Sí, debes irte. Tú sabes muy bien que es lo que quieres y lo más importante de todo, es que tienes el valor para pelear por ello. Por eso, debes irte. Además,- sonrió- yo sé que si no te dejamos hacerlo, lo harás de todas formas. Así que, ve.



-¡Arigatou, Kagome-san!- exclamó feliz y abrazó a la miko.



-Pero sabes que siempre serás bienvenida con nosotros.



-Sí, lo sé- abrazó a Kagome –pero, si yo me voy, tú tienes que hacerme una promesa- agregó Rin con un tono de voz algo picaresco. Algo se traía entre manos.



-Sí ¿Qué es lo que quieres que haga?- preguntó con curiosidad Kagome.



-Quiero que me prometas que no dejaras ir a Inuyasha y que serás muy feliz con él- la miko se sonrojó al oír la propuesta de la joven muchacha.



-Pero…- balbuceo.



-Pero nada- la interrumpió Rin –Kagome-san, es muy obvio que tú estás enamorada de Inuyasha, por eso- tomó las manos de la miko –tú no debes dejarlo ir- dicho esto y después de que Kagome asintiera, Rin se levantó emocionada y fue a la cabaña de nuevo. Sesshomaru llegaría en cualquier momento y ella no estaba lista todavía para emprender el viaje.



Sesshomaru llegó y esperó a Rin en la entrada del pueblo (no quería estar cerca de tantos humanos). Rin ya estaba lista para marcharse de allí, sólo faltaba que se despidiera de sus amigos.



-Rin, cuídate mucho- le aconsejó la anciana Kaede- y ya sabes que puedes venir cuando quieras.



-Lo sé- respondió la morocha con una gran y complaciente sonrisa, pero, a su vez denotaba algo  de tristeza, debido a que se tenía que separar de ellos. Ninguna elección es fácil… y las despedidas son lo más difícil de ciertas elecciones…



-Hasta pronto, muchachos. Cuídense mucho- les dijo Rin volteando y echándose a correr. Sabía que si se quedaba ahí unos minutos más, se largaría a llorar y no quería hacerlo, no en presencia de ellos o de Sesshomaru… nuevamente.



Rin llegó con Sesshomaru. Éste estaba acompañado por Jaken y Ah-un. Rin cuando los vio, recuperó su alegría, casi olvidando que se estaba yendo de su hogar.



-¡Jaken-san!- gritó emocionada abrazando al pequeño youkai.



-¡Oye, niña, suéltame!-



-¡Jaken-san, lo extrañé mucho! ¿Usted no me extraño?- preguntó Rin dejando libre a Jaken.



-Acabas de llegar y ya estás haciendo un escándalo terrible- reclamó Jaken -la vida era más tranquila sin ti- respondió éste con poco ánimo.



-Tomaré eso como un sí- dijo sonriente la muchacha- ¡Ah-un, que alegría verte!- y corrió a abrazar al dragón de dos cabezas, que parecía estar emocionado al ver a Rin de nuevo. Ella lo soltó y se acercó a Sesshomaru -Sesshomaru-sama… ¿ha usted le agrada que yo esté aquí?- Sesshomaru miró a la muchacha y no dijo nada.



-Vámonos- espetó el frío youkai emprendiendo marcha, con sus fieles seguidores detrás de él.



-Sesshomaru-sama ¿adonde iremos ahora?- preguntó Rin –quién viajaba en la espalda de Ah-un-



-Por ahora,- respondió el youkai -iremos hasta mi castillo- agregó en voz baja.





Viajaron durante dos días para llegar a las tierras del príncipe de los youkais del este. Rin quedó totalmente sorprendida al llegar a las tierras de Sesshomaru. Eran hermosas, tal y como las recordaba.  Campos cubiertos de flores y frondosos árboles que enmarcaban el basto cielo diurno.



-Esto es maravillosa- exclamaba bajándose de Ah-Un mientras corrió a ver aquel lugar. -Sesshomaru-sama- el aludido se detuvo –este lugar sigue tan hermoso como antes- sin embargo, el youkai no contestó nada.



El taiyoukai comenzó a avanzar y fue seguido por sus acompañantes. El castillo no estaba lejos y una vez que llegaran allí, iban a poder descansar de ese largo viaje.



Rin se dedicó a recorrer el castillo. Todo estaba tal y como lo recordaba  de pequeña, aunque las dimensiones de aquel lugar, ya no le parecían tan enormes. De niña, se sentía amedrentada ante aquellas gigantescas habitaciones y largos pasillos. Lo que más le impactaba, era el jardín oeste de allí. Le gustaba salir y ver las flores de los mas variados colores y fragancias, además, de que los atardeceres allí parecían todo un sueño. Eso era lo que más le impactaba.



Rin salió a dar un paseo en los alrededores. Sabia que cerca había una cascada, ya que de niña, había ido con Jaken hasta allí, por lo que decidió que era un buen lugar para comenzar su recorrido, ya que era un lugar tranquilo, en lo que lo único que se escuchaba era el ruido del agua cayendo y el trinar de las aves.



Aunque no era el lugar más seguro en ese momento…



Un hanyou de un ki muy parecido al de Naraku se acercó al castillo. Sesshomaru se percató de esto y fue  a buscar a Rin, para pedirle que se quedara en el castillo hasta que el regresara. Sin embargo, la chica ya se le había adelantado y había salido a recorrer los alrededores. Aquel lugar aun no perdía su encanto para ella.



El youkai salió a buscar a su protegida, pero para su fortuna, llegó algo tarde. El hanyou encontró a Rin cerca de una cascada y la capturó. Tenía a Rin amarrada con una especie de tentáculos que salían de su cuerpo.



-Gracias, me ahorraste el trabajo de ir a buscarte, Sesshomaru- éste sólo mostró su habitual expresión fría.



-Libérala- dijo en su tono imparcial. El hanyou comenzó a reírse.



-¿Piensas que voy a obedecerte? ¿Con quién crees que estás hablando?



-No lo sé ni me interesa saberlo. Suéltala- repitió el youkai comenzando a impacientarse. Intentó moverse y vio cómo aquel sujetó apretujaba las amarras de Rin, haciendo que ella gritara de dolor -maldito- pensaba en sus adentros Sesshomaru.



-Si tú te mueves, ella va a morir ¿tú no quieres eso verdad, Sesshomaru?- habló con cierto tono de burla.



-¿Qué es lo que quieres?- exigió saber Sesshomaru ya enfadado- dudo que sólo hayas venido a provocarme.



-Quiero… venganza…



-¿Venganza? ¿Quién eres tú?



-Mi nombre es Saeki, soy el sucesor de Naraku. Él era mi padre y tú lo mataste, ahora, yo voy a vengarme de ti y de todos los que interfirieron y ayudaron a matar a mi padre- finalizó el hanyou. Sesshomaru aprovechó y atacó con su látigo de veneno, cortando el tentáculo que sostenía a Rin. La muchacha estaba inconsciente cuando cayó al suelo, por lo que Sesshomaru intentó alejarla del campo de batalla, aunque no tuvo mucho éxito, ya que no podía atacar y defenderse mientras llevaba a Rin consigo, por lo que la dejó en la sombra de un árbol, lejos de cualquier daño que pudiera recibir.



Fue una batalla reñida, a pesar del escaso tamaño de Saeki (comparado con Sesshomaru) tenia albergada una gran fuerza, no podía negar que era hijo de Naraku. Aunque Sesshomaru esquivaba los ataques rápidamente, no había tenido oportunidad de acercársele todavía. Cada vez que cortaba aquellos tentáculos que tenia, le crecían otros nuevos, alejándolo de su verdadero objetivo.



Rin comenzaba a despertar y presenció la batalla de su señor. Estaba por levantarse de allí cuando vio que un afilado tentáculo se dirigía a ella. No iba a tener tiempo de escapar y sólo estaba cerca del la orilla de la cascada: cualquiera de las dos alternativas eran malas. Rin se resignó a que pasara lo que tuviera que suceder. Se cubrió con los brazos la cabeza esperando que llegara el impacto fatal, cuando sintió sobre su piel un calido líquido. Miró hacia arriba y vio que Sesshomaru se había interpuesto entre ambos, salvándola de ser asesinada. Rin observó estupefacta aquella escena.



-¡¡Se… Sesshomaru-sama!!- gritó Rin incorporándose a sostener a Sesshomaru al ver que Saeki había quitado su tentáculo del pecho de su contrincante, dejándole abierta una gran herida.



-Defender a una humana ¡que patético!- dijo entre risas Saeki. Sesshomaru volteó hacia él, dirigiéndole una mirada fulminante.



-Sesshomaru-sama, no se mueva por favor, la herida se abrirá más.



-No te preocupes- pronunció con dificultad, luego de toser sangre- vete de aquí.



-Sesshomaru-sama-



-Ve…te- murmuró- yo volveré.



-Está… está bien- y Rin hizo el amague de irse cuando Saeki volvió a atacarla, dejándola tirada en el suelo- ¡¡kyaa!!



-¡Déjala! Esto es entre nosotros- volvió a toser sangre.



-¡¡Sesshomaru-sama!!- ella se levantó como pudo y corrió hacia donde él se encontraba. En el rostro de Saeki se dibujó una sonrisa.



-No vale la pena que siga jugando contigo. Ya casi no te puedes mover.



-No…. Me subestimes- dijo alejándose de Rin con el fin de que no saliera herida.



-Lo siento, creí que por ser el gran youkai de las tierras del este, harías esto más interesante, pero no es así. Creo que no mereces la fama que tienes- y en su palma comenzó a formarse una gran esfera de poder que lanzó contra Sesshomaru y Rin. Éste corrió y abrazó a Rin para protegerla del ataque, sin embargo, éste, los empujó a los dos hacia la cascada. Saeki observaba la escena disfrutando cada instante.



-Fue más fácil de lo que yo esperaba- finalizó su monologo antes desaparecer.



Rin y Sesshomaru fueron arrastrados río abajo, pero la corriente era tan fuerte (y además, ambos estaban inconscientes por el impacto) que los terminó separando.



Rin despertó en la orilla, totalmente empapada, mientras se recuperaba y expulsaba toda el agua que había tragado en la corriente, buscó con la mirada a Sesshomaru cerca de ella. El pánico comenzó a apoderarse de ella al no encontrarlo.



-Sesshomaru-sama- lo llamó- ¡Sesshomaru-sama!- repitió sin obtener respuesta favorable. Avanzó río abajo con la esperanza de encontrar a su tan querido youkai, mas, no tuvo suerte, sino que más bien, se cruzó con un viejo amigo.



-¡Rin! ¿Qué te sucedió?- corrió a su encuentro el monje Miroku- ¡estás empapada!



-¡Sesshomaru-sama!- sollozó - yo… necesito…- y volvió a caer inconsciente.



-¡Rin! ¡Muchacha!- Miroku la tomó entre sus brazos y sin pensarlo dos veces, la llevó hasta la aldea de los exterminadores- ¡Sango, ven rápido!- llamó a su esposa apenas entró a la casa. La joven exterminadora corrió al encuentro de su marido al sentir que la llamaba con tanta fuerza.



-¡Por Kami! ¿Qué paso?- preguntó mientras lo guiaba a una cama para que recostara a la joven.



-No lo sé. La encontré camino aquí. Lo único que dijo fue el nombre de Sesshomaru y que necesitaba algo cuando se desmayó.

lunes, 3 de junio de 2013

Mi dulce y frío youkai - Capítulo 2 "Mi deseo de cumpleaños"

Capítulo 2
Mi deseo de cumpleaños

Faltaban dos días para que Rin adquiera la mayoría de edad. Las dos sacerdotisas de la aldea estaban quizá más emocionada que la propia cumpleañera; ella sólo tenía un motivo por el cual seria feliz: que su Sesshomaru-sama volviera por ella. Nunca se había quejado de su vida en la aldea, simplemente, le aprecia poco emocionante. No tenia de qué quejarse, las personas de la aldea siempre la habían tratado muy bien y la anciana Kaede, casi la acogió como si fuera su nieta y le enseñó muchas cosas que en otras circunstancias, le serian útil. Rin sentía que a pesar de todo su esfuerzo, no terminaba de encajar en aquel lugar.

-¡Rin-chan!- gritó Kohaku que se acercaba corriendo a la muchacha.

-¡Kohaku-kun! ¡Volviste!- lo recibió emocionada.

-Por supuesto, faltando tan poco tiempo para tu fiesta de cumpleaños no iba a demorarme en una misión larga.

-Ah- dijo sin entusiasmo

-¿Qué pasa? ¿Acaso dije algo que te molestó?

-No, no es nada- sonrió- son cosas mías, no me prestes atención.

-Sí tú lo dices…



Mientras tanto, en casa de la anciana Kaede, ésta mantenía una larga charla con Kagome.

-Ahora que Rin cumplirá los dieciocho años, lo mejor seria que ella decida que hacer de ahora en más, ya que adquirirá la mayoría de edad…

-¿A que se refiere, anciana Kaede?- preguntó, quizá conociendo la respuesta desde antes.

-Me refiero a que Rin decida si seguirá viviendo con nosotros o preferirá irse con Sesshomaru. Tú sabes que ella vivió mucho tiempo con Sesshomaru y también sabes, que ella casi fue obligada a quedarse aquí, por lo que seria natural que, cumpliendo la mayoría de edad fuera ella la que decidiera qué es lo que quiere hacer ¿no lo crees?

-Sí, supongo- respondió dubitativa. En parte, Kagome no quería que Rin se marchara de la aldea. Ambas se habían hecho muy buenas amigas y ella le había tomado mucho afecto. Además, estaba el hecho de que Kagome no confiaba al cien por ciento en Sesshomaru. Sabia que él al había protegido de pequeña y que ella era la única humana que se había acercado a Sesshomaru sin que él la alejara de sí, pero para Kagome no era suficiente eso.

-¿Puedes ir a buscarla? Dile que quiero hablar con ella-

-Sí- Kagome salió en busca de la muchacha y la encontró hablando muy cordialmente hablando con Kohaku. Ella presentía que entre esos dos podría haber algo, por lo que siempre evitaba interrumpir en sus conversaciones o encuentros. En cierta forma, podría decirse, que Kagome quería que hubiera algo entre ellos, así Rin no tendría que irse de la aldea.

-Rin- la morocha se dio vuelta al sentir su nombre- la anciana Kaede te espera, quiere hablar contigo.

-¿Conmigo? ¿Sobre qué? Mira que aún no me metí en ningún problema- se defendió.

-No te preocupes- le sonrió Kagome- no es nada malo, así que ve, que ella te espera.

-Está bien- se levantó del suelo- nos veremos después Kohaku-kun- saludó alegremente mientras se marchaba.

Entró a la cabaña y vio a la anciana sacerdotisa esperándola sentada mientras tomaba una taza de té verde.

-Siéntate, por favor Rin- ella obedeció-lo que tengo que decirte es importante y es para que reflexiones, no es necesario que me respondas ahora- la joven muchacha estaba ansiosa y algo desorientada por el tono de la anciana -verás, en dos días cumplirás los 18 años y podrás tomar tus propias decisiones, incluso, ya cumplirás la edad para casarte si así lo deseas- con esto Rin se sintió nerviosa, si las cosas iban por el camino del casamiento, no le gustaban nada- por eso, quiero darte la oportunidad de que decidas si quieres seguir viviendo en la aldea con nosotros o si prefieres irte con Sesshomaru.

-En… ¿serio?- preguntó nerviosa y titubeante, no se esperaba semejante proposición.

-Sí, como fue Sesshomaru el que decidió que vivieras aquí y tú no tuviste participación en esa decisión, me parece lo correcto que ahora la tengas.

-¿Sesshomaru-sama… lo sabe?-

-Él estuvo de acuerdo con ello, por lo que la decisión recae en ti- hizo una pausa y miró el rostro conmocionado de la muchacha, parecía estar en shock todavía- tienes hasta tu cumpleaños para pensarlo.

-Hai, arigato- respondió tranquila y se fue.

Se pasó el día entero pensando en aquella propuesta.

Rin debía tomar una decisión… a pesar de todo no la pasaba mal en la aldea (no era lo mismo que viajar pero, se las arreglaba para mantenerse ocupada) todos la trataban muy bien, pero Sesshomaru…siempre había tenido el deseo de volver con Sesshomaru-sama, pero ahora que tenia que elegir, las cosas no se le presentaban tan fáciles…

Entrada la noche, no podía conciliar el sueño, por lo que salió a tomar aire. Se echó en la hierba mientras miraba el hermoso cielo estrellado.

-Jamás había pensado en tener que tomar esta decisión- dijo Rin en un susurro.

-Eso quiere decir que aun no sabes que es lo que vas a hacer…- dijo la voz de Kohaku al tiempo que se sentaba al lado de la joven.

-No, aun no.

-Vamos, ni que fuera tan difícil, creo que es hasta obvio lo que debes hacer…- la miró con una mueca imitando una sonrisa.

-No es así- se sentó y abrazó sus piernas- tú no entiendes…

-Rin…- hubo un instante de silencio entre ambos, Kohaku se sentía ya un poco incomodo con ello y decidió hablar- ¿puedo preguntarte algo?- la muchacha lo miró y asintió- ¿Qué le ves a ese youkai? Es decir, es frío, despiadado, no habla y dice detestar a lo humanos. Él no merece estar contigo.

-¡Te equivocas!- refutó Rin enfadada- Sesshomaru-sama no es así. Es cierto que no es alguien de muchas palabras, sin embargo, tiene un buen corazón. Nunca me ha tratado mal y siempre ha velado por mi seguridad, incluso ahora que no estoy con él, se sigue preocupando por mi- se levantó- no puedes hablar así de alguien que no conoces, así sea un youkai- y estaba por marcharse, cuando Kohaku la sostuvo del brazo.

-Todos los youkais son iguales, tarde o temprano te terminan atacando por la espalda. No puedes confiar en ellos, te lo digo que yo, que extermino youkais todos los días- Rin se soltó de un golpe de Kohaku.

-¡Te equivocas! Sesshomaru-sama es diferente a los youkais que enfrentas a diario- lo miró con tristeza- pero con esa clase de pensamientos, jamás podrás saberlo, porque no te animaras a conocerlo más a fondo. A ti te importa más lo superficial que lo realmente importante- y se marchó- yo sé que Sesshomaru-sama es diferente- murmuró mientras caminaba hacia la casa de la anciana, intentando convencerse de que lo que Kohaku le había dicho no era cierto. Ella estaba segura que Sesshomaru, su Sesshomaru, no haría jamás una cosa así. Jamás la abandonaría a su suerte. No la traicionaría...

Llegó allí e intentó dormir un poco. Quizá el sueño la ayude a decidir lo que debía hacer al día siguiente.

Mientras tanto, Kohaku, aún seguía sentado mirando el cielo, recordando la sonrisa de su amada.

-Rin… quisiera que te quedaras con nosotros… pero tengo el presentimiento de que no lo harás…- murmuró en el silencio de la noche.


Por la mañana, Rin se levantó con energías renovadas y ya estaba casi segura de qué decisión tomar, aunque aún no se lo diría a nadie, sino hasta después de la fiesta.

Kagome había llevado varias cosas de la época actual para festejar el cumpleaños de Rin e incluso había hecho un pastel (ella estaba mas emocionada que la misma Rin). Además, la anciana Kaede le había confeccionado un hermoso kimono rosado con unos narcisos blancos cayendo en las mangas y en el largo del kimono; éste, llevaba un obi naranja con algunos ribetes en dorado. Rin quedó pasmada al verlo, aquella prenda le había encantado y estaba feliz de poder usar algo tan bonito.

-¡Felicidades! –escuchaba la joven muchacha a cada rato, aunque ella no podía disfrutar del todo esa felicidad. Se sentía algo… incompleta… le hacia falta algo más para que ella sea completamente feliz… para poder disfrutar totalmente de la vida… le hacia falta alguien…

-Rin…- se sonrojó Kohaku- estás hermosa…- dijo algo nervioso.

-Gracias, Kohaku-kun- dio una vuelta- ¿verdad que es muy bonito este kimono? Kaede-san se esforzó mucho al hacerlo- el tragó saliva y asintió con la cabeza.

-¿Puedo pedirte algo?-

-Eh… ¡sí, por supuesto! ¿Qué necesitas?

-¿Podemos vernos en el bosque después de la fiesta?

-¿En el bosque?

-Sí ¿quieres venir?

-Sólo porque eres tú, aceptaré.

-Entonces… nos veremos luego, Rin…

-¡Muy bien!

Kohaku se quedó un rato en aquella reunión y luego se marchó.


-Muy bien Rin- exclamó Inuyasha y Kagome- ahora pide un deseo antes de soplar la vela del pastel- Rin cerró los ojos y se quedó unos segundos así. Una sonrisa se dibujo en su rostro y luego, sopló la velita. Todos los invitados estaban eufóricos de alegría. Había ido mucha gente algunos amigos de Rin, y otras personas a las que ella le había tomado cariño en el tiempo que había estado allí.


Al final del día llegó Sesshomaru a la aldea. Quería saber cuál era la decisión de la muchacha, así que fue a buscarla. Prefirió llegar en la noche, (así no se encontraría con tantos humanos) y así, si por algún motivo ella decidía quedarse, no necesitaría estar esperándolo durante el día entero.



Mientras tanto, en el bosque, Kohaku y Rin estaban juntos. Kohaku la había llevado a un lugar en el bosque donde se podía contemplar la luna en todo su esplendor. Además, estaban un poco alejados de la aldea, por lo que nadie los molestaría.

Sesshomaru siguió el rastro de Rin hasta llegar al bosque. Por alguna razón, sentía algo de ansias por encontrarla pronto.

-Rin- Kohaku se arrodilló y tomó la mano de la joven- aun no te he dado mi regalo- dijo sonriente.

-Lo sé y no hace falta que lo hagas, me basta con que estés conmigo- respondió alegre y amable como solía hacerlo siempre. Sesshomaru que estaba cerca, sintió la voz de la muchacha y se quedó escondido entre los árboles al verla en compañía de alguien más.

-Para mí no es suficiente- besó la mano de Rin, por lo que ella se ruborizó un poco y casi sintió el impulso de alejarse un poco de él, pero no lo hizo - ¿quieres casarte conmigo?- ella quedó en shock (al igual que Sesshomaru). No sabia que decirle a su fiel amigo…-yo te amo Rin, desde hace mucho tiempo que te amo en silencio, y ya no puedo vivir más con esto dentro mío- seguía mirando los ojos chocolate de la muchacha- ¿Qué me dices?- Rin se mantenía en silencio. Sentía que no podía articular palabra.

-Yo…-pronunció al fin -yo…- cerró sus ojos- no puedo hacerlo- no quería herir a Kohaku pero tampoco podía engañarlo diciéndole que lo amaba- lo siento… Kohaku-kun- dijo con cierta tristeza en la voz. Por alguna razón, Sesshomaru se sintió mas tranquilo al escuchar pronunciar estas palabreas a Rin. Una leve y agradable sensación lo invadió por ese momento y estaba a punto de irse cuando oyó que la muchacha volvía a hablar – yo… no te amo… al menos- se puso en cuclillas- no de la forma que tú esperas. Eres un excelente amigo y sierre me has apoyado en todo… pero… mentiría si quiero llegar más lejos contigo…además… mi corazón… le pertenece a alguien más- Kohaku se levantó. Rin se sorprendió al ver su reacción. Pensó que estaba enojado con ella, pero él volteó y le brindó una sonrisa.

-No te preocupes Rin. Está bien… siempre, podemos seguir siendo amigos- ella estaba por levantarse y darle un abrazo, pero él se fue, dejándola sola.

-Sabes Rin- pensó Kohaku mientras se marcaba por la espesura del bosque- en el fondo de mi corazón… sabia que me ibas a rechazar… pero aún guardaba una esperanza de que me dijeras que sí…- y se perdía entre la oscuridad y la espesura del bosque.

Mientras tanto, Sesshomaru aún seguía observando a Rin. Había sentido una leve opresión en el pecho cuando oyó a Rin decir que amaba a alguien más

-¿Quién será ese hombre?- se preguntaba el youkai- ¿lo conoceré? Quizá no. Ella ha vivido tantos años en la aldea… que es normal que se haya enamorado de algún aldeano… ¡esperen! ¿Por qué estoy pensado en estas cosas? No debería preocuparme cosas tan triviales como esta.- se decía mientras estaba por emprender el viaje. Prefería ver a Rin por la mañana.

-¿Sesshomaru-sama? Es… usted- habló la joven mientras se acercaba al youkai que había volteado al oír su nombre- ¡Sesshomaru-sama!- se arrojó al pecho del youkai que quedó estupefacto al ver la reacción de su querida Rin. Ella estaba llorando y él no sabía qué hacer, se sentía realmente extraño en aquella situación. Era algo completamente nuevo para él. Él puso su mano en la cabeza de Rin. Se quedó unos minutos así, cuando ella se separó de él- lo… siento- sollozó -no debería llorar frente a usted o ponerlo en esta situación, pero yo…

-Está bien- la interrumpió él dejando a una estupefacta Rin. ¿Sesshomaru le había dicho que estaba bien que ella lo haya abrazado?- te sentías mal ¿no es así?- preguntó con su habitual tono de voz frío. Ella asintió con la cabeza.

-Es que… a pesar de que Kohaku-kun me ha dicho que todo está bien entre nosotros… yo vi en su sonrisa que él se fue mal… y yo tuve la culpa-

-¿Qué fue o que pasó?- preguntó haciéndose el desentendido del asunto. Rin se sonrojó y titubeo un poco al hablar. No esperaba que Sesshomaru se interese por lo que le había pasado. Le resultaba extraña la actitud de él.

-Pues… él…. Me propuso matrimonio…- dijo algo nerviosa-

-¿Lo quieres?

-¿Eh?

-¿Si lo quieres?

-Si, pero no de lo forma que él espera. Solamente… somos buenos amigos… y él… se enfadó por ello- respondió mirando la luna.

-Entonces ¿Cuál es tu problema?

-Que yo no quiero irme de la aldea estando peleada con él- Sesshomaru se sorprendió y ella tapó rápidamente su boca.

-¿Esa es tu decisión?- ella asintió con la cabeza.

-Aunque no quería decírsela todavía- dijo como arrepentida -Porque todavía no les dije nada en la aldea, ni si quiera a la anciana Kaede y pensé que si lo decía ahora, nos tendríamos que marchar ahora, ya que a usted no le gusta estar entre tantos humanos- él arqueó una ceja.

-Puedo esperarte hasta mañana- dijo volteándose.

-¡¿Habla en serio?!- preguntó emocionada.

-Sí- respondió secamente.

-Gracias- lo abrazó por la espalda. Sesshomaru se sintió algo nervioso en ese momento e intentó separase de ella. Rin notó que no había sido su mejor idea- lo siento mucho…- paso su mano por la nuca- es que me emocioné- agregó intentando mostrarse alegre para ocultar su sonrojo. Él no le dijo nada, sino que se quedó viendo a la muchacha, hasta ese momento, no se había percatado de la hermosa que se encontraba. Cuando se dio cuenta de las ideas que surcaban su mente, cambió el tema para alejar aquellos pensamientos.

-Ve a descansar, ahora. Mañana será un largo día para ti- ella lo miró- tienes que arreglar las cosas con ese muchacho ¿no es así?

-Sí tiene razón-

-Entonces, ve-

-¡Si!- exclamó feliz- hasta mañana Sesshomaru-sama- y se fue a la aldea. Sesshomaru la observaba perderse entre la oscuridad de la noche.

-Hasta mañana, Rin- susurró mientras daba media vuelta y se alejaba de allí hasta el día siguiente.

domingo, 2 de junio de 2013

Mi dulce y frío youkai - Capítulo 1 "Te extraño"

Nihao! ¿Cómo están? Después de tanto tiempo, voy a publicar mi historia aquí. Aquellos que no pudieron terminar de leerla, podrán verla completa en el blog. Iré subiendo los caps de a poco. Para los que recién vean ésta historia, es un fic de SesshomaruxRin. Hay algunas parejitas más pero la principal será ésta. Espero disfruten la historia.

Capítulo 1

Te extraño


En este fic Sesshomaru tiene los dos brazos, ya que lo recupera (para los que no leyeron el manga) en el capítulo 518 y además, obtiene su propia espada, Bakusaiga (este término significa “colmillo explosivo”). También, me queda agregar que después de que Rin muere y es rescatada por Sesshomaru del mundo de los muertos, ella se queda viviendo con la anciana Kaede, desde ahí partirá la historia…

Rin ya tenía 17 años y se había vuelto una hermosa jovencita. Además, en pocos días cumpliría la mayoría de edad, y por ello, le aguardaba alguna sorpresa…

Aún seguía viviendo con la anciana Kaede; con el tiempo, se sumaron Inuyasha y Kagome, que al parecer, estaban comenzando una relación (aunque ya saben lo lento que puede ser Inuyasha ¬ ¬).

Después de la desaparición de Naraku, la vida en la aldea se había vuelto muy tranquila; a veces, atacaba algún demonio de clase inferior, sin embargo, no había nada de que preocuparse.

Rin se aburría mucho en la aldea, se había acostumbrado demasiado a viajar con Sesshomaru, Jaken y Ah-Un, por lo que la vida en la aldea le parecía por demás monótona y aburrida. Por lo que se había convertido en una especie de ayudante de la anciana Kaede y de Kagome y había aprendido algunas cosas de las sacerdotisas. La muchacha tenia una gran habilidad para aprender todo lo que le enseñaban y con el tiempo (y sus dones naturales) logro purificar y hacer conjuros no muy complejos. La anciana Kaede vio las habilidades naturales de Rin y la ayudó a desarrollarlas.

Por otro lado, sesshomaru iba cada tanto a la aldea a ver a Rin. A pesar de “odiar a los humanos”, velaba por la seguridad de aquella muchacha. Rin se alegraba cada vez que veía a Sesshomaru llegar, pero siempre se marchaba…

-¡Rin-chan!- gritó Shippou al tiempo que se abalanzaba a los brazos de la azabache -¿no vas a ir a almorzar con nosotros? Hace rato que te estamos esperando- dijo muy inocentemente el pequeño kitsune.

-Sí, ya voy- miró al frente y siente la suave brisa golpeando su cuerpo- sólo quería quedarme un rato mas aquí… hace un bonito día…- Shippou se queda mirándola por unos instantes.

-Rin-chan ¿te sucede algo?- preguntó entre preocupado y desorientado. Ella le devolvió una enorme sonrisa.

-En lo absoluto ¡Vamos!

-¡Sí!- respondió más animado olvidándose de su preocupación. Llegaron a la casa y ahí lo esperaban la anciana Kaede, Inuyasha y Kagome, listo para sentarse a comer.

-Al fin llegaron- dijo sin muchos ánimos Inuyasha que ya se estaba atragantando la con la comida; por esto, Kagome le dio un golpe en la cabeza.

-¡Inuyasha!-gritó enfurecida- ¡¿No puedes esperar un poco?!

-¡Tengo hambre!- le gritó Inuyasha.

-¡Argg! Eres un insensible- refutó la sacerdotisa enojada. (Rin ya se había acostumbrado a las peleas que aquella “parejita” tenían diariamente, y lo había tomado como parte de su rutina diaria, ya que no había un sólo día que ambos se levantaran con ganas de llevarse bien. Por momentos las cosas parecían ir excelente, pero mayormente, Inuyasha metía la pata y hacia que se originara una pelea entre ambos). Miró a sus amigos-¿Qué fue lo que les pasó por que se demoraran tanto?- preguntó amablemente.

-Gomen nasai, fue mi culpa- se disculpó Rin- lo que sucede es que me distraje un poco- y se quedó viendo la puerta, con la esperanza de que su Sesshomaru-sama llegase y cambiase su vida nuevamente. La anciana Kaede y Kagome se dirigieron unas miradas cómplices; ambas sabían lo que le sucedía a Rin, pero preferían no decir nada.